Anà¡lisis del discurso polàtico en argelia 2019: técnicas argumentativas y pragmà¡ticas del ex primer ministropar Fatima Faten Bouhafs Université Abou Bakr Belkaid de Tlemcen - Master 2020 |
B. Clasificación36Entre más de 100 falacias, hemos seleccionado las que nos servirán para nuestro análisis en la segunda parte del trabajo. Cuadro N° 01: tipos de falacias
35Hamblin, Charles Leonard (1970). Fallacies. Methuen. 36 Hansen, Hans Vilhelm (2002). «The Straw Thing of Fallacy Theory: The Standard Definition of 'Fallacy». Argumentation 16 (2) : 133-155. 17 Capítulo I, Parte teórica: la argumentación y la pragmática
Fuente: elaboración propia III. La construcción del ethos: de Aristóteles a Maingueneau Ahora bien, sabemos que el orador antes de tomar la palabra tiene que conocer a su auditorio para que la persuasión sea más eficaz, pero al mismo tiempo, debe construir una imagen de sí mismo destinada al público. El concepto de ethos se concibe como un medio, una prueba técnica que permite al orador parecer creíble, ganar la adhesión, la fe, y la confianza del auditorio, mostrando su lado propicio, acogedor y benigno. El orador construye un estatus para legitimar su discurso con el fin de influenciar y manipular. La idea apareció por primera vez en la teoría de Aristóteles (2007: 44) en su libro «el arte de la retórica», al distinguir los tipos de pruebas obtenidas por medio del discurso, que son tres: las primeras están en el carácter moral del orador ethos, las segundas, en disponer de alguna manera al oyente pathos, y las últimas se refieren al discurso mismo, a saber, que demuestre, o parezca que demuestra logos. Para este filósofo, el ethos es el núcleo y la pieza capital del proceso persuasivo, considerándolo imprescindible para comprender el cómo, el porqué y el para qué del discurso político en el mundo social. Desde entonces el concepto de ethos posee una gran utilidad para el estudio del discurso político, ya que nos permite entender cómo se construyen y se utilizan las identidades de los participantes en la vida pública. Los argumentos por ethos se cimientan en la capacidad persuasiva del orador. Precisemos que son de mayor importancia al inicio (proemium) y al final (peroratio) del discurso, momentos donde el orador tiene las mejores oportunidades para captar toda la atención de su público. Al comienzo del libro segundo Aristóteles precisa las causas de la credibilidad del orador. 18 Capítulo I, Parte teórica: la argumentación y la pragmática «Tres son las causas de que los oradores sean dignos de fe: la prudencia, la virtud y la benevolencia. Porque los oradores engañan en lo que dicen o aconsejan, bien por falta de todas estas cosas, bien por falta de alguna de ellas; pues, o no opinan correctamente por su imprudencia, o aunque opinen con exactitud, no dicen por maldad los que les parece; o son ciertamente prudentes y honestos, pero no son benévolos; por lo cual ocurre que no aconsejan lo mejor aunque lo conozcan. Fuera de estos motivos no existen otros. «Se persuade por medio del carácter moral cuando se pronuncia el discurso de tal manera que haga al orador digno de ser creído, porque a las personas buenas les creemos más y con mayor rapidez, en general, en todos los asuntos, pero principalmente en aquello en que no hay evidencia, sino una opinión dudosa. Pero conviene también que esto suceda por medio del discurso y no porque la opinión haya anticipado este juicio respecto del orador.» Aristóteles, Retórica I, 1356a, pp.76-77. El ethos aristotélico se caracteriza principalmente por: Ser implícito, depender de las creencias de la audiencia, y ser verosímil. «No se trata de decir abiertamente que uno es calmado, honesto o bondadoso, sino de mostrarlo por el conjunto de su comportamiento», dice Kerbrat-Orecchioni (2002: 42). «A los hombres buenos los creemos de un modo más pleno y con menos vacilación (...). No es verdad, como suponen algunos escritores en sus tratados de retórica, que la bondad personal de quien habla no contribuye nada a su poder de persuasión; por el contrario, su carácter casi puede considerarse el medio más efectivo de persuasión que posee...Las proposiciones no deben ser necesariamente verdaderas sino verosímiles». Aristóteles el arte de la retórica, (2007: 95). «En la argumentación, lo importante no está en saber lo que el mismo orador considera verdadero o convincente, sino cuál es la opinión de aquellos a quienes va dirigida la argumentación» (Perelman, 1997: 63). Intencionalmente, hemos preferido presentar las tres características del ethos de Aristóteles en el gráfico siguiente, para que se vean de manera graduada, de modo que sean independientes, pero que al mismo tiempo funcionen juntas, es decir, cuanto más se respetan, mejor será la construcción de la imagen de sí. Esquema N° 04: Características del ethos aristotélico Capítulo I, Parte teórica: la argumentación y la pragmática Depender del auditorio La construcción de una imagen de si del orador tiene que ser dependiente del auditorio. En otras palabras, debe ser modelada en función de los valores y creencias adjudicadas al público. La adaptación al auditorio es el único remedio para poder persuadir y manipular. Ser implícito El ethos se construye de manera indirecta. El orador tiene que dejar que su lenguaje verbal / no verbal, su manera de hablar y sus creencias logren dar una representación favorable de su persona. Lo que significa que la construcción del ethos no es una técnica aprendida, sino una competencia que se establece sin que los demás se den cuenta. Ser verosímil Las enunciaciones del orador no tienen que ser obligatoriamente verdaderas sino verosímiles. Aunque sean imposibles científicamente, los argumentos usados por el orador tienen que parecer convincentes y posibles para el auditorio. El enunciador dice lo que corresponde a las creencias de su público, argumenta sobre lo que piensa que su interlocutor cree posible, lo que satisface a las necesidades del oyente, y no a las suyas. Fuente: elaboración propia Por otra parte, el filósofo explica que hay tres aires que forman la autoridad personal del autor: Phrónesis, areté y éunoia. Esquema N° 05: El ethos aristotélico Areté: es la franqueza del Ethos Phrónesis: una sabiduría objetiva que permite la buena deliberación y reflexión, la cualidad de sopesar el por y el contra. Éunoia: se trata de ser simpático, sin chocar ni 19 Fuente: elaboración propia Las interpretaciones de los tres conceptos son variadas. Nosotros hemos elegido las siguientes: 20 Capitulo I, Parte teórica: la argumentación y la pragmática Vidal en Espacios de la retórica, Problemas filosóficos y literarios afirma que se trata de honestidad, excelencia y benevolencia, respectivamente. La prudencia para Maingueneau (1993: 138) significa presentarse como hombre simple y sincero. Mientras que Ruth Amossy (1999) indica que la autoridad que da al orador de si depende de: el buen sentido (Phronesis), la virtud (areté) y la benevolencia (eúnoia). Barthes por su parte, piensa que Phronesis corresponde a siganme, areté a créanme y eúnoia a ámenme. «Prudencia, virtud y benevolencia son tres posiciones que el enunciador asume ante los destinatarios y desde las cuales los interpela: siganme, créanme o ámenme. Son los rasgos de carácter que el orador debe mostrar al auditorio (poco importa su sinceridad) para causar buena impresión (los caracteres, los tonos)... El ethos es en sentido propio una connotación: el orador enuncia una información y al mismo tiempo dice: «soy esto, no soy aquello»...mientras habla y desarrolla el protocolo de las pruebas lógicas el orador debe también decir sin cesar: siganme (frónesis), estimenme (areté) y quiéranme (eunoia)» (Barthes, 1974: 63). En el siglo XX, la noción de ethos sobrepasó las rayas y confines de la retórica persuasiva, tomando lugar en el centro del área del análisis argumentativo. Varios investigadores como Amossy (1999, 2010, 2014), Maingueneau (1999, 2002, 2014) y Charau-deau (2005), confirman que la construcción de la imagen de si o el ethos condiciona toda toma de palabra contextualizada. Perelman sostiene: «El orador, en efecto, ha de inspirar confianza: sin ella, el discurso no merece crédito» (1989: 489). Cabe subrayar que la integración del concepto mismo en las ciencias lenguaje (pragmática-semántica) se debe principalmente a Oswald Ducrot (1984), en su teoria de la enunciación. Su mayor aporte ha sido la distinción entre: El locutor (L): el sujeto de la enunciación quien asume su aparición como responsable de la misma, es decir, como imagen del sujeto hablante. El locutor lambda (X): el ser del mundo que concierne al «Yo» referido en el enunciado. Lo que significa que para este autor, el ethos está implicito en la enunciación, es el modo de hablar que lo muestra. «Acudiendo a mi terminologia, diré que el ethos es atribuido al L, el locutor como tal: por ser fuente de la enunciación se ve ataviado con ciertos caracteres que, por contra golpe, torna aceptable o rechazable esa enunciación. Lo que el orador podria decir de si mismo en cuanto objeto de la enunciación, concierne en cambio a X, el ser del mundo, y no es éste quien está en juego en la parte de la retórica.» (Ducrot.1986, (1984): 205). 21 Capítulo I, Parte teórica: la argumentación y la pragmática Más tarde, Dominique Maingueneau37, desarrolló el concepto, el eje de su estudio, para distinguir entre ethos «discursivo» y «prediscursivo»38.
Para persuadir a su audiencia, el ethos previo no es suficiente, hace falta que parezca creíble. La credibilidad está sujeta a tres condiciones: La sinceridad, el rendimiento y la eficiencia39.Este previo precede la toma de palabra y se refiere a la reputación, las acciones pasadas del orador. Comprende las representaciones que tiene el auditorio sobre el orador con antelación al momento en que toma la palabra. Para conocer la identidad del orador, habrá que analizar su carrera y llevar a cabo los aspectos más destacados que caracterizan su personalidad como actor en la política. El Ethos previo se construye sobre una doble identidad. En la primera, aparece en relación a la mirada del otro en una identidad psicológica y social, en el segundo, se evidencia en su identidad discursiva40. Charaudeau (2005, 2014, 2017), eminente investigador y académico francés, abordó la noción del ethos afirmando que «No existe un acto de lenguaje que no pase por la construcción de una imagen de sí». Lo novedoso en su teoría es el uso de los conceptos «identidad social41» e «identidad discursiva»42: La primera configura el ethos atribuido mientras la segunda es aquella que se deja trasparentar en su discurso (ethos mostrado)43. 37Génesis del Discurso (Genèses du Discours) (1984) El Análisis del discurso (L'Analyse du discours) (1976, ed. Revue 1991) El Contexto de la obra literaria (1993), Analizar los textos de comunicación (Analyser les textes de communication) (1998). 38 El ethos «discursivo» corresponde a la definición aristotélica clásica, mientras que el «prediscursivo» designa las representaciones sociales previas a la toma de palabra. 39 Patrick Charaudeau, "Le discours politique-Les Masques du Pouvoir", p 92. 40 Patrick Charaudeau, "Le discours politique-Les Masques du Pouvoir", Op.cit. , p88. 41 SALHI, Salah Eddine. Análisis del discurso político en Argelia desde una óptica pragmática y argumentativa: El discurso del presidente Abdelaziz Bouteflika como paradigma. Tesis de Magister, Universidad de Orán, 2013. Recuperado de https://theses.univ-oran1.dz/these.php?id=TH4024 [consultado el 25/12/2019]. 42«El ethos es el resultado de esta doble identidad [social y discursiva], pero que terminan por fusionarse en una sola» (2005: 89). 22 Capítulo I, Parte teórica: la argumentación y la pragmática El político debe saber construir un ethos de credibilidad fundado, de acuerdo con este autor, en la razón, para satisfacer al menos tres condiciones: la condición de sinceridad, la condición de performance (rendimiento) y la condición de eficacia: decir la verdad, poner en ejecución sus promesas, y disponer de los medios para aplicar lo que promete44, más un ethos de identificación en el mundo del afecto. |
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