II-I-4: Alicia y Griselda
La relación entre Alicia y Griselda es una
relación singular, un ejemplo de solidaridad femenina en que en realidad
deberían ser rivales, puesto que Arturo tuvo una relación amorosa
con la Niña Griselda. De hecho, esta relación de amistad y de
solidaridad comienza con la llegada de Arturo y Alicia en casa de Griselda. A
causa de la simpatía que caracteriza el personaje de Griselda, Alicia no
puede rehusar el satisfacer a sus demandas. Así, Alicia acepta de
convertirse en la maestra de moda de Griselda: « la niña
Griselda se entusiasmaba porque Alicia le ofrecía ser su maestra de
corte,...».60 Su amistad se fortalecía mientras
pasaba el tiempo. Griselda se cuidó de Alicia cuando estaba enferma.
Griselda y Alicia dormían en la misma habitación y habían
dejado a sus amantes, cosa que Arturo no aceptaba, bajo pretexto de que
Griselda iba a comunicar su mala comportamiento a Alicia: « Alicia, no
me agrada tu compañerismo con la niña Griselda. Puede contagiarte
su vulgaridad! No conviene que sigas durmiendo en su
cuarto!»61 Esta relación de
solidaridad y amistad continuará hasta en sus fugas con Barrera. Siempre
estaban juntas: « No la desamparaba en toó el camino: si
salíamos el bongo, salíamos juntas; si dormíamos en la
playa, una contra otra, bien tapáas con la
cobija.».62
II-II: Las relaciones de los personajes con la
naturaleza Como lo hemos visto arriba, en este punto analizaremos
las relaciones existentes entre los personajes y la naturaleza.
II-II-1: Arturo Cova y la naturaleza
60-José Eustasio Rivera, La Vorágine, P.
102
61-Ibídem, P. 128
62-Ibídem, P. 372
63- Ibídem, p. 80
64- Ibídem, p. 82
Arturo, un intelectual de fama, mantiene dos tipos de
relación con la naturaleza. La primera es la de una complicidad
demasiado corta. De hecho la naturaleza permitirá a Arturo escapar de la
red de los padres de Alicia y la del juez. Esta será su fuente de
inspiración su poesía. Pero muy pronto, él se
enfrentará a la hostilidad de esta naturaleza. Ya en su primera noche
con Alicia en los de Casanare, Arturo siente los efectos adversos de la
naturaleza: « Aquella noche, la primera
de Casanare tuve por confidencia al insomnio».63 Él
no llega a dormir porque está fuera de su marco habitual. Siente el
silencio infinito en la atmósfera, todo es silencio, le invade la
soledad a pesar de la presencia de Alicia. Está lejos de su ciudad
animada, lejos de sus compañeros de la ciudad, con los que
compartía todo: « Quién podría imaginar que
un hombre como tú busque el desierto ?».64
Esta relación conflictiva se extiende
hasta la selva tropical. Una vez en esta naturaleza Arturo se
ve a sí mismo como un prisionero de este bosque impenetrable, con todos
sus elementos devastadores, a tal punto que oye las voces de los ríos y
la arena: « Por primera vez mi desvía mental se hizo
patente en el fosco Inírida, cuando oí a las arenas suplicarme
(...), al escuchar las voces de las corrientes».65
Y las enfermedades que le atormentan le llevaban a tener
alucinaciones: « nunca he conocido pavura igual a la del
día que sorprendí a la alucinación entre mi
cerebro ».66 Esta naturaleza
desarrolló su instinto animal hasta al punto de considerar que un crimen
era un hecho normal: «Pocas semanas antes, ya no era así. Pero
pronto los conceptos del crimen y los de bondad se compensaban en mis ideas, y
concebí el morboso intento de asesinar a mis
compañeros».67 El discurso de Cova acerca de la
selva es Según Montserrat Ordóñez: « una suma de
discursos propios y ajenos, se apropia especialmente del de narradores como
Clemente Silva y Ramiro Estébanez»68. Así
pues, El discurso superpone y confunde voces y espacios, con el resultado de
que prevalecen sus efectos míticos y arquetípicos, como la
relación entre Norte/Sur, Llanos/Selva y Civilización
/Barbarie. En efecto, el Norte y el Sur se han convertido en la cultura
occidental en un mapa ideológico.
El norte corresponde a la civilización, el cerebro, el
cielo, la conciencia, la humanidad, como los llanos domesticados que suponen
más que una división política, una región de
características culturales y físicas, que se podría
también asimilar a la civilización, y el Sur y la selva
Amazónica, a la barbarie , los instintos, el infierno, el inconsciente
y la animalidad. Por eso Aturo se dirige a la selva en este término
« Déjame tornar a la tierra de donde vine, para desandar esa
ruta de lágrimas y sangre que recorrí en nefando
día,...!».69 «Quiero el calor de los
arenales, el espejeo de las canículas, la vibración de las pampas
abiertas.».70 Aquí hace referencia a los llanos, de
la región de donde viene, el norte. Entonces las relaciones existentes
entre Arturo y la naturaleza son en su mayoría, las de la hostilidad.
64-Ibidem, P. 228
65-Ibidem, P. 227
67-Ibidem, P. 216
68- Montserrat Ordóñez, La Voragine,p-51
69-Jose Eustasio Rivera, op-cit, P. 190
70- Ibídem, p.190
71- Ibídem, p.209
II-II-2: Los indios y la naturaleza Los
indios y la naturaleza mantienen una relación de complicidad y de la
hospitalidad. Esta parece la madre de acogida para ellos. En ella encuentran
todo lo necesario para su supervivencia. Esta les proporciona el marco propicio
para su crecimiento y el desarrollo de su
cultura: « Afluyeron al baile más de cincuenta
indios, de todo sexo y edad, pintarrajeados y licenciados,...
».71 También en esta naturaleza
procrean. Viven de la yuca y de la pesca por las afluencias de los ríos.
Los indios viven por lo tanto en harmonía con la naturaleza.
II-II-3: Clemente Silva, ejemplo de los
caucheros Clemente Silva es la imagen de todos los trabajadores
explotados de esta parte de la naturaleza. En busca de los restos de su hijo
Lucianito Silva, se convertirá en un cauchero en la selva:
« yo he sido cauchero, yo soy
cauchero!»72 Al igual que los demás
trabajadores, Clemente sufrirá las injusticias de sus jefes y
dueños. Ha sido vendido a otros empleadores. Todos estos trabajadores
son víctimas de abusos. Creyendo encontrar un trabajo para mejorar su
vida social y la de su familia, sólo ha obtenido la miseria, la
desesperación y la humillación. Esta aventura en la naturaleza, y
especialmente en la selva amazónica, no ha hecho nada más que
empeorar su situación social. Por ello no puede existir ninguna otra
relación que la de la amargura, de remordimiento y la hostilidad entre
Clemente y la naturaleza, incluso para todos los demás trabajadores.
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