Estado y démocracia en el pensamiento politico de Jean-Jacques Rousseau( Télécharger le fichier original )par Smith Augustin Instituto filosà³fico Pedro Francisco Bonà³ - Licence en philosophie et sciences humaines 2008 |
3.2.3- Del individuo al ciudadano: patriotismo, virtud y educaciónEvidentemente, cuando Rousseau, se imagina el paso del estado natural al estado civil, supone primeramente una transformación en el hombre. Del ser natural individualista, cree Rousseau un poco idealistamente, que se pasaría a ser un ciudadano con conciencia comunitaria. En este caso, el contrato social, al instaurar la soberanía popular, hubiera permitido que cada uno tenga una voz y que la pueda y la quiera ejercer orgullosamente, pensando en comunidad, interviniendo en los asuntos de la misma, observando las leyes y aun defendiendo sus intereses antes de los suyos mismos. Por cierto, esta expectativa es de alguna manera lo que se pudiera considerar como el apogeo de la antropología optimista de Rousseau. Sin embargo, en un segundo momento, cuando Rousseau no parece ni creer en esta transformación gratuita, recurre a una educación de tipo moralizante cuya misión sería de indoctrinar al hombre, enseñándole el amor a la patria como la máxima virtud. Patriotismo como remedio al egoísmo, tal es la profecía de Rousseau. Así que el país donde los individuos hubieran puesto sus intereses individuales por encima de los intereses colectivos, o que hubieran dado a sus propios deseos más importancia que a las leyes comunes mismas, sería el país donde realmente la gente no fuera libre. De hecho, afirma Rousseau en el Discurso sobre la economía política, el principal deber del gobierno, al lado del bienestar económico y social que debe garantizar para todos sus ciudadanos, es la enseñanza de la virtud como amor a las leyes y a la patria: «No basta con decir a los ciudadanos: sed buenos; hay que enseñarles a serlo, y el ejemplo, primera lección al respecto, no es el único medio. El amor a la patria es el medio más eficaz, porque, como ya he dicho, el hombre es virtuoso cuando su voluntad particular es en todo conforme a la voluntad general y quiere aquello que quieren las gentes que él ama»88(*). De todos modos, si todo este proceso parece un poco arbitrario, hay que decir que Rousseau estaba bien lejos de concebirlo así. Rousseau personalmente, a pesar de sus múltiples dificultades con sus conciudadanos, vivió un amor intenso por su Ginebra natal y por eso, francamente, no podía entender que se pudiera resistir a la enseñanza del amor a la patria. Por eso, Rousseau escribiendo al final de su vida les Considérations sur le gouvernement de Pologne, reiteró enérgicamente esta fe en la noble misión de la educación de favorecer la adhesión sentimental a la patria y cree así estar proponiendo un bien para las personas: «C'est l'éducation qui doit donner aux âmes la forme nationale, et diriger tellement leurs opinions et leurs goûts, qu'elles soient patriotes par inclination, par passion, par nécessité. Un enfant en ouvrant les yeux doit voir la patrie et jusqu'à la mort ne doit plus voir qu'elle. Tout vrai républicain suça avec le lait de sa mère, l'amour de sa patrie, c'est-à-dire des lois et de la liberté. Cet amour fait toute son existence; il ne voit que la patrie, il ne vit que pour elle ; sitôt qu'il est seul, il est nul : sitôt qu'il n'a plus de patrie, il n'est plus; et s'il n'est pas mort, il est pis «89(*). * 88 DEP, pp. 22-23. * 89 Jean-Jacques Rousseau, Considérations sur le gouvernement de Pologne et sur sa réformation projetée, p. p. 19. (Texto en Línea: http://www.uqac.uquebec.ca/) |
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